Taracea y la funda de la bandurria

Hace mucho, mucho tiempo me encargaron un trabajo muy especial.

Se trataba de una funda de una bandurria, forrada en tela, con los herrajes oxidados, el interior ajado.
¿Quién dijo miedo?

Me metí de lleno. Había que quitar los herrajes (con cuidado de no estropearlos y de tocar lo menos posible la chapa de madera de la funda), eliminar la tela (fue lo peor!! y empezaba a ver zonas que estaban estropeadas) y retirar restos de cola.

Comenzamos el proceso de restauración (hablo en plural porque aquí mi profesor me ayudó...y mucho): tapar agujeros y rajas con masilla para madera; reforzar la tapa y la base de la funda con cartón gris y cola, mucha cola de carpintero por toda la funda (os puedo asegurar que cogió mucha consistencia); limpiar (a conciencia) los herrajes porque quería conservar los originales.

Y aquí empieza lo bonito: dibujar y empezar a trabajar con las chapas de madera. Haya, cerezo, nogales, olivo y wengué.

La dificultad de la taracea en este trabajo la puedo dividir en: cortar las piezas sobre la base de cartón y no sobre una base de madera como había hecho en otras ocasiones; trabajar con maderas duras como el olivo y el wengué (aunque son preciosas!); y pegar-cortar esas maderas en las zonas curvas de la funda.

A los herrajes les di un nuevo aire: un poco de pintura dorada, betún de judea y barniz. Y fuera ese plateado que ahora no pegaba para nada.

Y no hay que olvidarse del interior: había que dejar todos los bordes bien rematados y teñidos.

Y el tapizado con el terciopelo: no lo pegué sobre la madera interior porque se estropearía la textura del terciopelo. Lo que hice fue "forrar" cartulina cortada previamente con el patrón de cada parte a tapizar. De este modo el terciopelo que va pegado a la cartulina queda oculto (como si fuera un dobladillo del tercipelo sobre la cartulina) y lo visible queda con el terciopelo "hueco".

¡Me encanta el cajoncito para la púa!

Y aquí una foto de la base: madera cortada y pegada en espiga y unas tiras de ébano y blanco en vertical.

Ha merecido la pena tanto trabajo. El resultado es fantástico (¿está mal que me lo diga a mí misma? jajaja).